Según los datos de la ONU más de 2.000 millones de personas carecen de acceso a agua potable y más de 4.500 millones no tienen servicios de saneamiento adecuados. Para el año 2050, se prevé que una de cada cuatro personas vivirá en un país donde la falta de agua dulce será crónica o recurrente. Urge fomentar una visión responsable y una actitud solidaria en la gestión y el cuidado de esta riqueza común ya que el agua constituye un recurso básico para el desarrollo humano, social, económico y cultural.
Si la pasada década del agua celebrada se enfocaba en ser fuente de la vida en esta ocasión se subraya el agua como motor de desarrollo sostenible. Este recurso resulta fundamental en el desarrollo de las comunidades y, en muchos países, en el desarrollo de la mujer y la niña ya que tradicionalmente son ellas las encargadas del abastecimiento del agua. Garantizar el acceso al agua y el saneamiento, no solo erradica muchas de las enfermedades más graves, sino que permite a las mujeres y niñas orientar sus esfuerzos hacia la educación o el emprendimiento.
Desde el ámbito local, este reto lo abordan organizaciones, como la Fundación Rode, que trabajan junto a socios locales en terreno con el objetivo de garantizar el derecho universal al agua. Más de cien entidades navarras han respaldado en los dos últimos años esta iniciativa de la mano de Rode a través de ocho proyectos relacionados con el agua.
La labor de Fundación Rode trata de tender puentes entre las asociaciones locales de cada país que ejecutan los proyectos y las entidades financiadoras. Esa labor de intermediación es clave para poder conseguir recursos y poner en marcha el proyecto. Sirvan como ejemplo los siguientes proyectos.
En Costa de Marfil, se han instalado pozos solares para abastecer de agua potable a cuatro comunidades con más de 6.000 beneficiarios gracias la Asociación Tu salario solidario, la Fundación Caja Navarra y los ayuntamientos de Cascante, Berriozar, Ansoáin y Pamplona y al Fondo Navarro de Cooperación (formado por más de 100 entidades locales).
El propio Fondo de Navarro de Cooperación, junto con los ayuntamientos del Valle de Egüés, Barañain, Burlada y Huarte, y la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona han financiado un programa de intervención a tres años en Turkana Norte, Kenia. Gracias al abastecimiento de este recurso básico, tres comunidades de pastores semi-nómadas han podido mejorar su salud, higiene, nutrición, pastoreo y actividad agrícola.
La escasez de lluvia impedía la existencia de cultivos y obligaba a las comunidades a ser nómadas en busca de agua para el consumo humano y de los animales. Gracias a las canalizaciones se ha podido introducir la agricultura en estas comunidades logrando una mejora en la alimentación y una nueva actividad económica. Como indica el lema de esta intervención, “El agua es solo el principio”.