200 mujeres indígenas de las comunidades de Chimaltenango y Sololá (dos de las zonas más olvidadas del país) capacitadas en derechos humanos, autoestima, habilidades blandas; y capacidades técnicas, son empoderadas para contribuir al crecimiento socioeconómico de la población. Fortalecen su iniciativa para la generación de ingresos como emprendedoras o a través de un trabajo por cuenta ajena. Acceden a pasantías empresariales, con posibilidad de vincularse laboralmente. Las mujeres podrán optar por un acompañamiento en el emprendimiento para la comercialización de sus productos.